Que
nada te detenga.
Hubo una vez una pequeña oruga que se dirigía a subir una montaña.
En el camino, se encontró con un saltamontes, que con mucha curiosidad, le
preguntó: ¿Para donde vas?. La pequeña oruga, sin si quiera dejar de caminar,
le contestó: "Anoche tuve un sueño, en el que desde la cima de
la montaña podía ver todo el valle. Como me ha gustado tanto, me he decidido
por realizarlo."
El saltamontes, al escuchar eso, le dijo a la oruga:
"¡Estás loco! Es imposible que tu, siendo tan solo una pequeña oruga,
puedas llegar hasta la cima de la montaña. Para ti cada piedra sería como una
montaña, cada charco un gran mar y cada tronco un muralla impenetrable."
Sin embargo, la oruga, estando tan decidida no escuchó
nada de lo que dijo el saltamontes, pues ya iba muy lejos. La oruga siguió
caminando, mientras se encontraba a muchos otros animales: Topos, tortugas,
arañas, ranas... Todas con la misma intención: Advertirle y decirle que su
sueño era imposible, y pedirle que desistiera. Sin embargo, el seguía
caminando.
Cuando ya estaba sin fuerzas y muy cansado, construyó en
un último esfuerzo un lugar donde pernoctar y descansar. Dijo "Estaré
mejor", y murió. Todos los animales iban a ver sus retos, al animal
mas loco. Su tumba era un recordatorio y una advertencia para los atrevidos.
Una mañana, en que el sol resplandecía, todos los animales se había reunido
alrededor de su tumba, cuando de un momento a otro todos se quedaron
asombrados:
La coraza dura donde estaba comenzó a quebrarse y
pudieron ver que un par de ojos y una antena salían. Todos decían: "¡Esa
no puede ser la oruga!". Mientras todos miraban asombrados, comenzaron
a salir las alas de colores como los del arco iris: Era una mariposa.
Luego de eso, voló y cumplió su sueño de subir a
la montaña. El sueño por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.
Nuestra vida cristiana es así: Muchas veces Dios
pone en nuestras mentes grandes sueños e ideas, que para muchos
pueden parecer una locura y que con gran fervor tratan de frenarnos y hacernos
desistir de ellos. Pero nosotros no debemos escuchar esas personas, sino al
contrario, rodearnos de personas llenas de fe, que nos den palabra de ánimo. Y
mas que eso, llenarnos de fe y confianza de que, si el Señor nos
dio ese sueño, Él mismo nos proveerá y nos ayudará a hacerlo realidad.
¡Confía en Él! Recuerda que nada es imposible para Dios.
Citas bíblicas:
“Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová
el Señor mi esperanza, para contar todas tus obras.”
(Salmos 73:28)
FUENTE: mensajesdereflexion.org
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