Olvidando lo que quedó atrás
Algunas personas nunca hablan de su pasado
y lo lógico y normal es que sus amigos y conocidos quisieran saber quienes eran
ellos, de donde eran, quienes eran sus familias; en fin, como fue su
trayectoria hasta que los conocimos.
El apóstol Pablo escribió a los Filipenses
3:13 diciéndoles, que el proseguir hasta alcanzar la meta y así llegar al
hombre perfecto, al cual no había llegado alcanzar todavía y para hacerlo tenía
que: "Olvidar ciertamente, lo que queda atrás y extendiéndome a lo que
está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios, en
Cristo Jesús"
El apóstol tenía razón, él no podía
apoyarse, ni siquiera recordarse de su vida pasada; él había perseguido la
Iglesia, estuvo en la muerte de Esteban y más que eso, tuvo que oír de los
labios del mismo Señor estas palabras: "Saulo, Saulo ¿por qué me
persigues?"
Hay un dicho popular que dice: "No
debemos mirar atrás ni para coger impulso." Quizás hay pasados
brillantes en la vida, pero eso no nos va a dar crédito para el futuro que
tenemos que recorrer.
No podemos sentarnos en los laureles
pasados; cada día, cada semana, cada mes, y cada año traen nuevos retos, nuevas
experiencias, nuevas demandas, etc., etc. Tenemos que apoyarnos en el presente,
en la fuerza y el poder de Dios que nos asista ahora, en el momento que estamos
viviendo, para ir ganando el futuro.
Tenemos que proyectarnos para alcanzar
nuestra meta durante el año. Como el atleta que corre, no podemos mirar atrás
porque así nunca alcanzaremos la meta.
La fe y la esperanza que tengamos ahora nos
proyectará hacia adelante, digamos entonces: "Si Dios con nosotros, ¿quién
contra nosotros?". Aunque tengamos muchas batallas perdidas en el pasado,
todavía no se ha perdido la guerra. La meta todavía no la hemos alcanzado, pero
la carrera no ha terminado, ¡Sigamos adelante!
La vida que honra a Dios es la de aquel que
lucha contra el mundo, la carne y el diablo y vence en el nombre de Jesús, pues
por su sangre derramada nosotros obtendremos la victoria, y la gloria será para
Jesús.
Si tu pasado fue bueno, ha llegado el
tiempo de enterrarlo para destapar su futuro. Si su pasado fue malo, tiene una
razón adicional para enterrarlo y de todos modos encaminar sus pasos hacia el
futuro.
Después de todo, puedes decir junto
conmigo: -¡Lo mejor viene por delante!-
FUENTE: sitiodeesperanza.com
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